jueves, 8 de enero de 2015

El síndrome Bartleby de Lord Chandos



HOFMANNSTHAL, Hugo von. (1982). Carta de Lord Chandos. Prólogo de Claudio Magris. Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid. Colección de Arquilectura.

     Carta de Lord Chandos, que originalmente apareció bajo el título de Ein Brief (Una Carta) en el periódico berlinés Der Tag en 1902 (p. 24), es un relato breve en forma epistolar en el que Philipp, un noble inglés, se dirige a Francis Bacon excusándose ante este por su renuncia a la escritura, sobre por qué ya no es capaz de escribir más: “Mi caso es, en breve, este: he perdido por completo la capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre cualquier cosa.” (p. 30) ¿De dónde procede este entumecimiento espiritual (p.25) del que se encuentra preso Lord Chandos?

     En un primer momento comienza expresando cuales fueron de cara a la literatura sus proyectos de juventud: empresas de gran magnitud erudita en torno a temas de la Antigüedad, en cuya sabiduría y energía secreta pretendía imbuirse. Ello nos hace suponer que lo que achaca a este noble es quizá un decaimiento de aquel entusiasmo juvenil al verse sobrepasado por propósitos demasiado ambiciosos para una sola mente; pero veremos, como él mismo aclara, que no es ese el problema. La causa de tal dolencia es “que el lenguaje en el que quizás me fuera dado, no sólo escribir, sino incluso pensar, no es el latín, ni el inglés, ni el italiano o español, sino un lenguaje del que no conozco una sola palabra, un lenguaje en el que me hablan las cosas mudas y en el que, quizás, una vez en la tumba me justificaré ante un juez desconocido.” (p. 38)

    Para Lord Chandos las cosas del mundo se han desplegado ante él como un grutesco cuyos motivos observara con lupa, de tal modo que ya no posee una perspectiva general; su espíritu lo penetra todo y es incapaz, por tanto, de abarcar la totalidad de las cosas así como las sensaciones de una experiencia en un concepto sin caer en la superficialidad. No es que de repente todo se halle en sí falto de contenido pues, como dice Claudio Magris, “la pluma del escritor no queda detenida frente a una opaca falta de significado sino, por el contrario, queda superada por la emergente e ininterrumpida epifanía que lo asalta desde todas partes.” (p. 11) La pérdida de significado del mundo que padece Lord Chandos, no es la de una desilusión hacia la vida, su ausencia de sentido proviene del hecho de que súbitamente todas y cada una de las cosas adquieren demasiado significado. Lo que aflige a Philipp es algo a caballo entre el júbilo y la angustia; su alma se ha tornado tan hipersensible a cualquier objeto, animal, cosa o acontecimiento, por cotidiano que éste sea, que queda sometido a una emoción que lo satura inhabilitándole, dejándole impedido para el ejercicio de la escritura porque aquello cuanto siente es inefable, no se deja traducir por nuestro lenguaje. Su alma participa de todas las cosas, se ha disuelto la unidad del cosmos porque él mismo se ha vuelto unidad con cada uno de los fenómenos de la naturaleza, en especial, con aquellos que nos resultan menos nobles, menos sublimes.

     Se vuelve uno con ellos hasta el punto de creer que pueda tocarlos; pero en cuanto se anima a la tentativa estos se le escurren como humo. No es casual, pues, la alusión subrepticia que hace al castigo al que es condenado Tántalo en el Hades cuando, queriendo ofrecer a su receptor una metáfora lo más próxima posible a una definición de lo que les sucede, dice: “¿Cómo puedo representaros esos extraños tormentos espirituales, ese alzarse los ramos de fruta arriba de mis manos tendidas, ese retroceder el agua rumorosa lejos de mis labios sedientos?” (p. 29) Esta metáfora no es sólo oportuna por el hecho de que hace referencia a lo inefable sino que es la mejor descripción de lo que supone una crisis del alma. Toda crisis del espíritu es un castigo del Tártaro porque toda crisis espiritual nos atrapa en un tiempo circular, en un bucle infinito que ni crece ni decrece, en un dolor intermitente desprovisto de respiraderos. Así, si bien pudiera parecer superflua la primera parte del texto, en la que nos habla de sus planes, de todo cuanto pensaba escribir cuando era joven, terminamos por darnos cuenta de que ello tenía una razón de ser. La circularidad hadal lo ha remitido a estos proyectos que le hacen esbozar una sonrisa amarga: él quiso una vez, hace tiempo, referirse en ellos a la esencia de las cosas y ahora ya no puede, precisamente, por haberla hallado. “En este instante (concluye Lord Chandos) yo he sentido, con una certeza no exenta de una impresión dolorosa, que tampoco en los próximos años, ni en los siguientes, ni en todos los años de mi vida escribiré libro alguno.” (p.37)

sábado, 3 de enero de 2015

Gérard Trignac


     Gérard Trignac es un interesante y polifacético artista francés que ha destacado por sus obras de paisajes y arquitecturas imaginarias. Aquí pongo una muestra de dichas obras así como su web oficial para quien esté interesado en ahondar más en su trabajo: http://www.trignac-gerard.com/-L-artiste-